Serafín Leiva
Dividí este texto en tres partes: el origen, lo inesperado y el final.
El origen es General Villegas en abril del 98; un mes precioso, porque Villegas está parquizado con fresnos y se ponen naranja antes de perder las hojas. Lo inesperado, la Universidad Di Tella, porque ser de Villegas y terminar ahí es una especie de desvío estándar muy desviado; me recibí como internacionalista en 2019 y en alguno de sus rincones me encontré con un tiempo inevitable que exigía una literatura inevitable. Sobre el final, un juramento; porque un juramento no conoce puntos intermedios, no tiene grises ni matices, o se cumple victorioso o se cae en la deshonra.
En la Pampa tórrida prometí una canción que hiciera llorar a los bardos.
Ivanna Méndez
La modernidad tiene la mala costumbre de considerar todo un lugar común y de hallar en el contexto siempre una explicación. Por eso, sé que sería un lugar común decir que nací en (la que dicen que es) la ciudad más peligrosa del mundo, pero también que sería una omisión imperdonable fingir que no cambió mi forma de ver el mundo y la literatura. Luego de graduarme como periodista en la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, viajé a Buenos Aires a buscar lo mismo que el resto. Desde entonces creo firmemente que sólo en la imaginación es posible encontrar el paraíso que tanto queremos, por eso ahora habito entre la realidad y la ficción.
Eugenia Mackay
Me llamo Eugenia Mackay. Nací en General Villegas y estudio Artes Audiovisuales. Hago dibujos.
Ramiro Cejas Colombo
Irónico. Así me describen, y así fue mi nacimiento en la ciudad de San Carlos de Bariloche. Mientras mi madre sufría por un parto que no debía aún ocurrir, a mi queridísima abuela le robaban las billeteras de ambas en la sala de espera. Mi padre, a mil doscientos kilómetros, trepaba las paredes en su impotencia y locura de no estar presente.
Fue también a mil doscientos kilómetros donde estudié Relaciones Internacionales esperando ser el cambio que inspirara a este mundo, pero el mundo suele tener otros planes y decidió inspirarme para no gastar energías cambiándolo.
Irónico, derrotista, retorcido, con aires de grandeza, extravagante y sin vergüenza. Así me describen y así creo que es cada verso y relato, y cada imagen y chiste, que nace en mi cabeza. Espero que sepan disfrutar.