[…] mais souvenez-vous : au-dessous des mers de nuages… c’est l’éternité.
A. Saint-Exupéry
En “El tema del traidor y del héroe”, Borges dice: “Que la historia hubiera copiado a la historia ya era suficientemente pasmoso; que la historia copie a la literatura es inconcebible…”.
Más de una vez pensé en Antoine de Saint-Exupéry, que se fascinó con la llanura argentina e imaginó el delirio de un hombre perdido (también) en un desierto. A ese hombre se le representó el numen de un principito y juntos reflexionaron sobre lo esencial en la vida.
[…] Yo querría saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que la historia y la literatura se confundieron; yo querría saber si el escritor o piloto renació y murió en aquel júbilo secreto; si alcanzó a entrever, siquiera como un hombre en su delirio, que la historia estaba copiándolo y que cumplía por fin su destino. Fiel, a la manera de su principito, nadie encontró su cuerpo.
Ilustración por Eugenia Mackay